Capítulo 119. El silencio que sana.
**Valentina**
El aire olía a guayaba y tierra húmeda. Ese olor antiguo, de finca en las montañas, que parece quedarse en los huesos. Estábamos todos sentados alrededor de una mesa rústica bajo la sombra de un guayacán florecido. No era una ceremonia. No era una reunión formal. Era... un acto íntimo. Necesario.
Camilo había organizado todo. No dijo que era una despedida, ni un ritual. Solo “una conversación pendiente”. Alejandro me tomó de la mano apenas llegamos. Su pulgar acariciaba el dorso de mi piel, como si supiera que me temblaba por dentro.
María Clara y Carlos Alberto estaban juntos, uno al lado del otro, en silencio. Laura también. Mónica llegó un poco después, con una canasta de pan tibio que dejó sobre la mesa sin decir palabra.
Nadie sabía cómo empezar.
Hasta que Camilo se puso de pie.
—Gracias por venir. Esto no es para hablar de Juan José. Es para que podamos cerrar lo que dejó detrás —dijo, con una calma que solo él sabía fingir tan bien.
Sacó un sobre doblado, g