Tanto Jolie como Darius esperaban el momento correcto para hablar de ellos, pero entre encontrar una casa donde vivir, las sesiones del grupo de ayuda y el tiempo que pasaban juntos o en familia, no habían encontrado el espacio para aclarar su situación. Y en las noches, cuando todo estaba en silencio, preferían prodigarse besos y caricias que hablar lo que tanto los estaba atormentando.
Pero es que los dos sentían que estaban en una burbuja, viviendo el momento, disfrutando de estar juntos y perdiéndose en las ilusiones que no hacían más que crecer en sus corazones. Aunque ninguno lo mencionara se sentían demasiado felices de compartir esos momentos únicos y bonitos que no esperaban vivir.
—Esta me gusta —indicó Jolie, tomando un trozo de queso y llevándolo a su boca.
—Es de dos plantas —dijo Darius, recordando que una vez le había comentado que no le gustaban las casas grandes.
—Lo sé —se encogió de hombros—, pero Loana irá creciendo y necesitará más espacio. Además, una de las habi