Los meses empezaron a pasar con gran rapidez, con tanta, que Jolie ni Darius fueron conscientes de lo que pasaba a su alrededor. Vivían en una inmensa burbuja de amor, disfrutando de los días juntos en familia, de los instantes apasionados de pareja y todos los momentos que pudiesen absorber estando juntos. Vivian todo aquello que se habían perdido por largos años, por lo tanto, eran ajenos incluso al tiempo.
Seguían asistiendo a las terapias con Tamara e iban una vez por semana a las sesiones del grupo de ayuda que esta misma les recomendó. Había días en los que Darius se ponía de mal humor y ansiaba un trago, pero poco a poco empezaba a controlar su ansiedad y prefería salir a correr cuando esa necesidad de beber lo azotaba. Ahora descargaba todas sus frustraciones haciendo ejercicio, quemando calorías y de alguna manera destrozando la ansiedad que lo dominaba.
Si bien se habían comprometido y Jolie llevaba un hermoso anillo adornando su mano, lo cierto era que no habían establecido