41. Ya no me importa qué piensen de mí.
Todo salió a la perfección. Le mandamos el anónimo a Erik y él enloqueció. Además que hice muy buena actuación. Sabía que la idea era magnífica en cuanto la escuché, al fin y al cabo, Bridgit no es tan tonta como pensé.
Erik decidió atacar desde ya para no arruinar mi cumpleaños. Hemos ideado un plan para acabar a esos desgraciados de una vez por todas y que ya no hallan más cabos sueltos.
Pero ahora me estoy dirigiendo en la camioneta de Erik hacia la casa de Tania. Hemos decidido explicarle el asunto juntos.
Llegamos a su vecindario de lujo. Estacionamos la camioneta polarizada frente a su casa y bajamos de ella con mucha cautela.
Los guardaespaldas aguardan a distancia en otra camioneta
—¿Segura que nos está esperando? —Erik pregunta mientras toca el timbre.
—Por supuesto. Hablé con ella esta mañana.
Mientras me arreglo la ropa y el cabello, la puerta es abierta. Nos recibe Tania, está en pijama y su cabello está algo desordenado.
—¡Vaya! Kim, no sabía que... Él iba a venir —es lo