49. Final.

Vuelvo a incrustar el cuchillo en su abdomen. Una y otra vez hasta ver debilidad en sus ojos. Con esfuerzo me levanto, tirándolo al suelo. Tomo una bata y la coloco en mi cuerpo.

—¿Por... Qué? Te lo... Te lo di todo —su pecho sube y baja y la alfombra se está volviendo roja—, hasta mi corazón.

Empieza a toser varias veces hasta escupir sangre, lo cual me asquea.

—¡No me interesa tu maldito amor! ¿Acaso no entiendes? Nunca me importaste ¡nunca! Lo único que te agradezco es que me hiciste más fuerte, ¡oh! Y claro, el dinero que me acabas de dar. —mi sonrisa lo derrota y entre un último suspiro su vida se acaba, se desvanece.

Murió, Erik murió, al fin murió. Siento un enorme alivio al sacar las palabras de mi boca, al haberle dicho la verdad. La que me he estado tragando todo este tiempo.

No lo quise, nunca lo hice. Me costó mucho decir "acepto" ese día. Me costó mucho besarlo luego de hacerlo. Me costó mucho dormir en la misma cama. Me costó.

Sé que debí decírselo, no debí casarme con é
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