Kael
Los pasillos desfilan a una velocidad irreal. Cada paso que damos, cada aliento tomado en la oscuridad de este palacio, está cargado de la misma urgencia: Yvi. Ella está ahí, en alguna parte de esta fortaleza de piedra y secretos. El frío ya no me afecta. Está ahogado bajo el incendio de lo que siento, la llamada ardiente que no se apaga.
Siento a la manada detrás de mí, silenciosa pero lista. Están ahí por ella. Todos. Para romper las cadenas que la retienen, para reescribir lo que ha sido forjado en la sombra.
Lyam camina a mi izquierda. Sus pasos son tan medidos como los míos, y sin embargo siento la fervor en cada uno de ellos. Él lucha contra su propio peso, el de un hermano que debe proteger. Pero no es simplemente la protección lo que nos une a Yvi. Es la redención.
— Ella está cerca, digo sin realmente pensarlo, mi voz apagándose en el estruendo de la rabia que ruge bajo la superficie.
Lyam
La tensión es palpable. Cada fibra de mi ser vibra, cada aliento se alinea con la