Ivy
Me despierto suavemente, acurrucada en un capullo de calor y cuerpos desnudos. El olor almizclado de Lyam, Kael y Soren me envuelve, se adhiere a mi piel. La habitación está bañada en una luz dorada, suave y tranquilizadora.
Sus respiraciones regulares resuenan contra mi nuca, mi pecho, mi espalda. Estoy atrapada. Y esta vez, no quiero escapar.
Lyam es el primero en moverse. Sus labios rozan mi sien, sus brazos se cierran alrededor de mi cintura.
— Buenos días… murmura con una voz ronca, aún somnolienta. ¿Dormiste bien, mi reina?
Sonrío, con los ojos aún entrecerrados. No sé si he dormido o flotado entre dos mundos. La noche ha sido salvaje, devoradora. Pero esta mañana, todo es pacífico.
Kael
La observo sin moverme, mi mano acariciando lentamente su muslo desnudo. Es tan hermosa, abandonada entre nosotros. Beso su cadera, luego subo, trazando un rastro de besos sobre su piel.
— Deberíamos despertarte así todos los días… susurro contra su abdomen.
Ivy tiembla y gime suavemente, su