Capítulo XXII: Descubro una sorpresa.
Cuando estuvimos en nuestro destino, vimos que dos hombres bastante fornidos, nos esperaban, en la puerta de entrada de la villa, y que hacía que descendiéramos del taxi, para que se fuera.

Luego nos acompañaron hasta la puerta de entrada, allí nos dejaron para que avanzáramos, hasta el salón.

Era un salón grande bien iluminado, con unos ventanales en arco gigante, donde se podían ver unas vistas espectaculares del Valle, y cogía toda la pared frontal, de la habitación.

-” Perfecto, así nos podrán ver con el dron en espera de que le demos alguna señal.”- pensé yo. En este momento, agradecí las enseñanzas de mi padre, la capacidad de observación, el estar alerta, y esperar lo inesperado.

Junto a una gran chimenea en el fondo de la habitación estaba Carlos, sentado. Mirándonos con suficiencia.

-” ¿Dónde está mi hijo?”- le pregunto Gara acercándosele rápidamente con ganas de matarle, y no la recrimino, yo me estaba controlando a duras penas.

-” ¡Tranquila tigresa! Está bien, te diré donde
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