XXVIII. Salvador
Tres días llenos de ansiedad, tres días en los que apenas pude pegar el ojo. Sentía un bullir en mi estómago de anticipación que me tenía emocionada, nerviosa y temerosa al mismo tiempo. No sabía lo que iba a suceder ni mucho menos podía asegurar si estaba preparada para la que fuera que fuese a pasar, pero ese era un riesgo que estaba dispuesta a tomar con tal de ser libre.
El tercer día llegó como cualquier otro, la misma rutina de cada día y las mismas personas a mi alrededor, con la única diferencia de que ese domingo estaban los familiares de Julen en casa, celebrando alguna cosa que no entendía y tampoco me importaba.
Estaba su madre, que parecía bastante feliz por un negocio que le salió bien y no entendía de qué se trataba, su tío junto con su esposa y sus dos hijas. Julen estaba igual de emocionado que su madre y tío, festejando algo que solo ellos comprendían.
El almuerzo fue por lo grande pese a que en la mesa había pocas personas. Me centré lo más que pude en mi comida, pe