Capítulo 3
Carlos no dijo nada más, y sus manos, con un toque suave y pero firme, volvieron a relajarme. Comment by Ailín Calire: Mínimas modificaciones necesarias.

—Listo, señora. El masaje ha terminado —dijo Carlos cerca de mi oído mientras me quedaba dormida.

Inmediatamente desperté, me senté en el sofá y me quité la máscara.

—¿Ya terminó? — pregunté, aún con ganas de más. No esperaba que acabara tan rápidopronto.

Al levantar la cabeza, vi a Carlos limpiándose las manos con una toallita húmeda. Había un líquido blanco en ella, y me avergoncé demasiado tanto que aparté la mirada enseguidacomo para seguir mirando.

El rostro de Carlos era impasible, sin mostrar ninguna reacción.

—Sí, después de este masaje, su situación debería mejorar. Si necesita otro masaje, puede contactarme por WhatsApp —dijo, y comenzó a recogermientras recogía sus cosas para irse. Comment by Ailín Calire: Modificaciones y reformulaciones necesarias para un tono más directo, y una mejor comprensión y fluidez.

Me levanté para despedirlo, pero noté algo extraño en la su mirada de Carlos. Entonces me di cuenta de que todavía tenía la blusa levantadaMi blusa aún estaba subida.

Y justo en ese instanteEn ese momento, sonó el timbre de la puerta.

Me asusté. Por un momento, había olvidado; casi olvido que mi esposo existía. Si me veía en esa situación, con un hombre frente a mí y , con el pecho descubierto…, frente a frente… seguramente se desmayaría.

Me Bbajé rápidamente mi la blusa rápidamente, y Carlos llegó justo a la puerta.

Efectivamente, al abrir la puerta mi esposo vio a un hombre desconocido y su expresión se tornó desagradable al instantecambió de inmediato.

—¿Quién es usted? ¿Qué hace en mi casa? —espetó con ese terrible genio que lo caracteriza.

Mi esposo tiene un genio terrible, y tTemí que se pelearan, así que rápidamente me apresuré a interveinire:

—Cariño, es el especialista en lactancia que contraté, acaba de terminar de darme un masaje.

—¿Un especialista en lactancia? ¿Un hombre? —preguntó, visiblemente incómodo. Su expresión solo empeoró—. ¿Cómo puede haber hombres dedicados a eso? Quién sabe qué intenciones tenga —añadió, mirándome con sospecha—. ¿De verdad solo fue un masaje? ¿No hicieron nada más?

Su expresión no mejoró, sino que empeoró: —¿Cómo puede haber hombres haciendo esto? Quién sabe qué intenciones tenga—. Luego, con mirada sospechosa, me preguntó: —¿De verdad solo fue un masaje? ¿No hicieron nada más?.

—¡Por supuesto que sí! —respondí, molesta por su desconfianza. —¡Si no me crees, revisa las cámaras!.

Habíamos instalado cámaras de seguridad en la sala pPara cuidar a la bebé, pero nunca imaginé , habíamos instalado cámaras de seguridad en la sala. No esperaba que las usaríamos en una situación como esta.

Al ver mi actitud tranquila firme y segura, mi esposo se dio cuenta de que probablemente no había pasado nada entre el especialista y yo, y su expresión se relajócomenzó a suavizarse.

—Perdón, te malinterpreté.

—No te preocupes.

Carlos mantuvo su expresión fríase mantuvo frío, asintió y se fue sin ningún tipo de vacilación. Eso, curiosamente, tranquilizó aún más a mi esposo.

Viendo que aún estaba molesta, él se acercó y me abrazó.: Comment by Ailín Calire: Separar.

—Tranquila, mi amor, no te enojes. Cualquier hombre hubiera sospechado en esa una situación así… Comment by Ailín Calire: Modificaciones y reformulaciones necesarias para un tono más directo, y una mejor comprensión y fluidez.

Mis ojos se humedecieronllenaron de lágrimas. ; aAunque lo entendía, me sentía profundamente dolida. Especialmente, después del parto, mis emociones eran muy sensiblestenías las emociones a flor de piel, y no pude evitar que las lágrimas comenzaron a caerrodaran por mis mejillas.

Mi esposo se mostró preocupado, pidiéndome perdón, una y otra vez, y tratando de animarme. Sin embargo, Nno estaba realmente enojada; si yo hubiera estado en su lugar, también habría tenido dudasdudado.

Entonces, abrí el video de la cámara de seguridad, y le dije:

—¡Mira! Puedes verlo tú mismo, no pasó nada entre nosotros. La verdad es que me lo recomendó una amiga. A pesar de su juventud, lleva más de diez años en esto. Es un experto.

—La verdad es que mi amiga me lo recomendó. A pesar de su juventud, lleva más de diez años en esto, es un experto.

Después del masaje de Carlos, ya no sentía la congestión en el pechola congestión en mi pecho desapareció, y amamantar a mi hija era se volvió mucho más fácil. Comment by Ailín Calire: Modificaciones y reformulaciones necesarias para un tono más directo, y una mejor comprensión y fluidez.

No obstante, Aaunque mi esposo decía que me creía, sus ojos decían otra cosa. Vio todo el video de principio a fin, hasta que finalmente pareció relajarse por completo se tranquilizó.
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