Luego, me dijo que la próxima vez que contratara a un especialista en lactancia masculino, debería tener presente a alguien más, presente por seguridad. Comment by Ailín Calire: Modificaciones y reformulaciones necesarias para un tono más directo, y una comprensión y fluidez.
Asentí, pero no le di mucha importancia.
Carlos fue se había comportado con total profesionalismomuy profesional durante todo el masaje;. sSus manos nunca se desviaron, y su técnica era excelenteimpecable. Gracias a él, la congestión mamaria mejoró había mejorado notablementesignificativamente. Sin embargo, poco después, la leche volvió a fluir con dificultad.
Mi esposo estaba de viaje, y, aunque planeaba esperar a su regreso para llamar a Carlos, el dolor de la congestión era se volvió insoportable, una vez más. Así que lLlamé a mi mejor amiga para que me hiciera compañía. Ella aceptó de inmediato, pero el día de la cita con Carlos, canceló sin previo aviso.
En la llamada, bromeó: Comment by Ailín Calire: Separar.
—¡Disfruta, querida! No te preocupes, el doctor Urquiza es un experto…, te dejará completamente extasiada…—
De repente, sus comentarios comenzaron a volverseSu conversación se volvió cada vez más inapropiadosa, así que colguédecidí colgar.
Mientras llamaba, Carlos ya estaba en la sala, estuvo esperándome. Al notar Notando mi incomodidad, sonrió con comprensiónme dedicó una sonrisa tranquila. :
—No se preocupe, señora. En medicina, el género no importa, soy un profesional.
Recordé lo efectivo que había sido el masaje de Carlos la vez anterior, mucho más que los otros especialistas que había probado. Además, aún teníamos lashabía cámaras de seguridad en la sala, así que supuse que no se atrevería a hacer nada inapropiado. Comment by Ailín Calire: Mínimas modificaciones necesarias.
Asentí con timidez: —Entonces, mMuchas gracias, doctor Urquiza —asentí con timidez.
Tras esto, Carlos comenzó a preparar preparó todo en el sofá como la vez anterior. Sin embargo, pese a que ya había vivido la experiencia, no podía evitar sentirmeA pesar de la experiencia previa, aún me sentía un poco avergonzada.
Con la máscara puesta, mi vista estaba quedaba completamente bloqueada, y todas mis sensaciones se centraban en el masajemis sentidos se agudizaban, concentrándose en cada movimiento de las manos de Carlos. Como la vez anteriorantes, el masaje me provocó una agradable somnolencia deliciosa.
De repentepronto, sentí una oleada de frescura en recorrió mi pecho. Me sobresalté y e hice el amago dequise quitarme la máscara para ver qué pasaba. Pero Carlos me tranquilizó:
Carlos me tranquilizó: —No se preocupe, señora. E, es un aceite de masaje especial que ayuda a aliviar la obstrucción.
TranquilizadaAl escucharlo, me relajé y hasta me reí de mi propia reacción exagerada.
El aceite era inicialmente frío al principio, pero, poco a poco, después de un rato de masaje, se volvió ligeramente cálido. Combinado con la su técnica precisa de Carlos, la sensación fue más intensa que la vez anterior. Carlos Él masajeaba suavemente el contornolos contornos con suavidad, aumentando la presión gradualmente hacia el interior, facilitado por la textura aceitosa; el aceite facilitaba el movimiento.
Recostada en el sofá, me sentía cada vez más débil, con la mente nublada. En ocasiones, sentía los fuertes brazos de Carlos rozandoA veces, podía sentir cómo sus brazos fuertes rozaban mi pecho. Una oleada de calor me recorrió mi cuerpo, y, sin pensarlo, inconscientemente junté las piernas. Sentía mi el pecho caliente, y lleno, y todo mi cuerpo ardía.
—¿De qué está hecho este aceite? ¡Ah! ¡Qué calor… ah!—exclamé cuando Carlos, inesperadamente, apretó con más fuerza, provocandoarrancándome un gemido.
El aliento cálido de Carlos rozó mi oído: —Señora, es una fórmula ancestral de mi maestro —el aliento cálido de Carlos rozó mi oído—; el calor ayuda a mejorar la circulación sanguínea.
Comment by Ailín Calire: Modificaciones y reformulaciones necesarias para un tono más directo, y una comprensión y fluidez.
Me sobresaltéestremecí. N; no esperaba que se acercara tanto a mi oído. Mis orejas siempre habían sido una zona sensible, por lo que sentir son una zona erógena, y su aliento me dejó aún más débilvulnerable.
En ese momento, todo se intensificó. Mi Mis sensaciones se intensificaron. Todo mi cuerpo ardía. Desde el parto,; mi esposo no me había tocado desde el parto, y esa sensación tan familiar conocida, me hizo temblarme dejó casi indefensa.
Inconscientemente, Eempecé a moverme inconscientemente, mordiendo mi labio inferior para contener mi excitaciónno dejar escapar otro gemido. En ese instante, Carlos dejó de ser una presencia incómoda: simplemente ya no me importaba que estuviera ahí. La sensación era demasiado abrumadora, Ya no me preocupaba la presencia de Carlos; la sensación era insoportable, como si miles de hormigas me recorrieran el cuerpocada rincón de mi piel.
—Señora, ¿necesita que… le ayude?