Entraba casi en el 7 mes de embarazo, mi querida amiga me había dicho que podía usar la cuna que había sido de los chicos y así ahorraba para otra cosa, solo necesitaba una buena mano de pintura. En mi día libre fui a comprar la pintura, sería oscura y cuando sepa si esperaba niño o niña le agregaría la ropa de cama rosa o celeste.
Volvía a mi auto para llegar a casa cuando alguien me sorprendió desde atrás, puso un paño en mi boca, y todo se oscureció.
—¡Despierta maldita! —decía la voz de una mujer bastante enojada. Y un cachetazo me dio en la mejilla, eso terminó de devolverme a la realidad. ¿Qué estaba pasando?
—¿Quién eres tú? —pregunté aún aturdida.
—Cállate perra, las preguntas las hago yo —dijo una mujer bajita de pelo negr