Capítulo 34

Tienen que lograrlo, pensaba Katerine sintiéndose agarrotada y molesta. Los gemelos y Ean se habían ido a Fría en cuanto pudieron moverse para desvincular a Ean de Fría, primero debían llegar lo suficientemente cerca de ella. Katerine había querido acompañarlos, pero todos se lo impidieron, incluido Ean. Él le había lamido el rostro y dicho que debía quedarse para sanar.

¿“Quedarse y sanar”? Katerine no podía quedarse quieta un solo segundo más, caminaba por la choza, aguantando el dolor, miraba por las ventanas hacia la montaña, intentaba morderse las uñas y no podía. Cuando quiso salir alguien estaba entrando, su cabello era como la melena de un león. Pero no lo era.

Aunque podía ser tan peligroso como uno.

Era Reneess Lawcaster, estaba vestida con un grueso abrigo de piel lisa, botas y guantes osc

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