Juan Pablo se llenó de ira, su semblante se oscureció y sus manos se hicieron puño cuando escuchó hablar de la familia Miranda, recordó con un profundo rencor a la mujer que amó en el pasado.
Un amor tan egoísta y tan doloroso que ofrecía Rebeca Miranda, no se lo deseaba a nadie, ella es una mujer hermosa pero frívola y estaba de regreso.
-Mamá, no me importa quién se va o quién regrese a la ciudad.
-Hijo me estoy haciendo vieja, quiero conocer nietos. Sé que la amaste y donde hubo fuego, cenizas aún quedan.
-¡Para mamá! Si para esto me invitaste a comer, prefiero irme.
-Juanpi entiende, ¡Por favor! Sigue soltera será porque puede haber una esperanza.
Juan Pablo se levantó de la mesa y le dijo -Me retiro, mamá.
-¡Juan Pablo!
Juan Pablo siguió sin mirar atrás. Al subir al coche sus manos temblaban de enojo y respiró profundo hasta tranquilizarse. Decidió irse directamente a la casa nueva y llamó a su asistente para cancelar sus citas de la tarde.
Juan Pablo conducía rápido, se sentía