Me recompuse rápidamente aunque por dentro me sentía desanimada, y respondí sonriendo:
—Al menos yo lo tuve, que es mejor que ciertas pobres almas que solo pueden soñar y fantasear.
—¡Tú...! —Daniela rechinó los dientes de rabia.
—¡María! —se oyó de repente la voz de Sofía, que se acercó rápidamente y me tomó del brazo—. Perdón, insistieron en terminar la partida de cartas y me retrasé... ¿Estás bien?
Negué con la cabeza:
—Estoy bien, vamos.
Sofía conocía a Daniela, después de todo nuestra enemistad venía desde la universidad.
Así que al pasar junto a ella, Sofía le lanzó una mirada despectiva y murmuró:
—Vaya cirugía plástica, ¿qué médico te la hizo? Pareces un extraterrestre.
Por lo que se veía, Daniela se había operado los ojos, la nariz, las mejillas, y se había puesto inyecciones para adelgazar la cara. Con esos ojos enormes y esa cara puntiaguda... ¡realmente parecía un extraterrestre!
Siempre me había parecido que su cara tenía algo raro, pero no encontraba las palabras exactas