De Niñera a Luna (Una Mate para el Alfa Noah)
De Niñera a Luna (Una Mate para el Alfa Noah)
Por: Johana Grettel
Capítulo 1: Amarga Decepción

Adele.

― Recuerda todo lo que te acabo de decir, Adele― me dice papá todo preocupado, como las últimas cien veces que ya lo ha hecho, mientras vamos de camino a la casa de la manada― no quiero que nos vuelvas a traer problemas con alfa Boris, por discutir con Mariah, ¿está claro? ― me canta la cartilla, pero es que no le estoy prestando mucha atención.

Hoy es la fiesta de La Luna, la más importante en mi manada, Darkmoon, en donde todos los lobos van a festejar y a encontrarse con su pareja destinada, pero eso no es lo más importante.

"Nos haremos la marca en la próxima fiesta de La Luna", me dijo Mario hace seis meses, cuando nos hicimos novios.

No es algo que le vaya a decir a papá, después de todo, luego de que nos marquemos, tendremos nuestro primer encuentro íntimo y ya nos uniremos para toda la vida.

Algo que le partirá el corazón y estará muy triste, pues soy su hija favorita.

― El alfa Boris está muy raro últimamente y cualquier indiscreción hará que me eche como su beta― me replica nuevamente y yo pongo los ojos en blanco.

― Tranquilo, papá― le digo y respiro profundo― eso jamás pasará― le señalo y él hace un bufido― somos la familia más rica de por aquí, así que no se atreverá a meterse con nosotros, ya lo verás― le digo y él me mira y se mofa.

― Él es el alfa de la manada y así como tenemos poder un día, así mismo nos lo puede quitar― me recuerda y es cierto, pero es que él no sabe una cosa.

― Pronto me uniré a su hijo, alfa Mario, y ya no tendremos más problemas― le recuerdo y él ahora se ríe a carcajadas.

― ¡Ja! ― me suelta― eso no hará ninguna diferencia con el alfa y lo sabes, ya que Mario es su quinto hijo― me recuerda― ni siquiera está cerca de ser el siguiente alfa, porque su lobo es muy débil como para liderar la manada.

Y cuando llegamos a la fiesta en la casa de la manada, miro para todos lados, a ver si veo a mi Mario, así que voy hasta donde se encuentra un grupo de amigos, para preguntar por él.

Pero soy detenida por Mariah, su hermana menor, quien es una gran amargada y solo se la pasa molestándome, pero sé que en el fondo me tiene envidia, porque soy la primogénita de mi padre, el beta de la manada, además de ser la sucesora de su poder.

Además, soy más rica que ella.

En cambio, ella es la sexta hija y solo podrá ser poderosa, si es que se casa con un alfa de manada, pero perdió la oportunidad de pescar a alfa Noah, el líder de la manada Moonlight, que ya ha encontrado a su Luna y ahora están esperando a su primer bebé, quien será el futuro líder.

― Pero, miren quién ha llegado― me dice en cuanto me ve― la linda Adele, con su cabello rojo y sus lindos ojos verdes― señala, para que todo el mundo me vea― ¿qué, se te perdió mi hermano Mario, tú, pequeña trepadora? ― añade y yo trato de esquivarla, sin embargo, ella me corta el paso.

― Déjame en paz de una buena vez, Mariah― le pido, tratando de salir de su presencia, pero ella tiene sangre alfa y es más fuerte que yo.

Por ahora, ya que en cuanto sea la sucesora de mi padre, su triste poder como la sexta hija no podrá con el mío.

― Ah, no, querida, no irás a buscar a mi hermano, porque está ocupado con una chica― comenta y yo quedo asombrada, sin embargo, sé que me lo dice para molestarme― ya sabes, porque tú no quieres acostarte con él― me señala y siento que los colores se van de mi cara y estoy tratando de entender por qué es que sabe todo eso.

Sin embargo, me recompongo enseguida, ya que no voy a permitir que su envidia me afecte.

― No me mientas y ya déjame pasar, por favor― le respondo, con la poca paciencia que me queda.

― ¿Qué, crees que te está esperando para que se hagan la marca hoy? ― indica y yo quedo sorprendida por sus palabras― a él no le importa esa vieja historia para niños, en la cual solo tendrás relaciones, luego de hacerse la marca― me revela y trato de contener mi rabia.

― Eso no puede ser verdad― le digo con los ojos que me pican― todo el mundo sabe que nuestro poder está ligado con nuestra relación como parejas, tanto si acepta hacerse la marca, como si nos rechazamos― le recuerdo y ella empieza a reírse a carcajadas.

― Pues, si esa es la excusa que te has buscado para que no se acuesten juntos, entonces, ya lo has perdido, porque él seguirá revolcándose con todas las chicas que lo quieran― se mofa de mí con una gran carcajada― ah, pero se me olvida que tú eres una grandísima santurrona, así que él seguirá con sus amiguitas ― agrega muy pagada de sí misma.

Entonces, miro a todos los que me rodean, quienes se están burlando de mí.

Pero no me interesa, pues, soy virgen y sé que Mario me estará esperando para que nos hagamos la marca.

Así que contengo las ganas de contestarle que es una miserable desgraciada, que su envidia se la está carcomiendo por dentro, que su problema es que no pudo conseguir ser la Luna del alfa Noah, ya que el concejo de ancianos decidió que había una mejor pareja para él, que ella.

No, no seré yo quien provoque un problema en esta fiesta ni mucho menos, por esta malcriada, que porque cree que es hija del alfa, ya puede venir a humillarme delante de todo el mundo.

― Le dije a papá que me comportaría contigo y eso es lo que haré, así que por favor, hazte a un lado, para que encuentre a Mario― insisto y trato de empujarla, nuevamente.

― Estás advertida― me canturrea con una ceja levantada― luego no te quejes que nadie te dijo nada y quieras desquitarte con todo el mundo― señala toda echa un mar de sonrisas.

― Pues, no te creo y ahora mismo iré a buscarlo― le digo y ella esta vez me deja pasar, así que me voy escaleras arriba y no toco a la puerta de su habitación, así que entro directo.

Pero, mi sorpresa es tal, que quedo paralizada.

Y entonces, me doy cuenta de que todo lo que ha dicho Mariah es verdad.

Mario está en su cama, gimiendo como una bestia desesperada encima de otra mujer.

Mi corazón se siente como si fuera arena desmoronándose entre mis dedos, por ver a Mario, tal y como Mariah me ha dicho que estaba.

Y ahora me pregunto desde cuándo ella sabe todo esto.

Desde cuando Mario me ha visto la cara de tonta e ingenua, mientras se ha revolcado con quién sabe cuántas mujeres.

― Mario― solo alcanzo a decir con un hilo de voz, mientras que mis mejillas se inundan con mis lágrimas― pero ¿qué se supone que es esto?

― ¿Y qué demonios haces aquí, Adele? ― me espeta todo molesto, al tiempo que se coloca los pantalones y una rubia levanta la cabeza desde su cama, la cual me está mirando con una ceja levantada y una sonrisa― se suponía que Mariah te tendría ocupada allá abajo― me confiesa, el muy sinvergüenza.

Ahora entiendo por qué es que su hermana sabía todo con detalle.

Porque ambos son cómplices.

Pero no le contesto, solamente me voy corriendo de aquí, porque no quiero saber de él o de su rubia metida entre sus sábanas.

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