Cap. 38 – Acorralado.

Hogar dulce hogar.

Daba gusto volver a casa, darse una ducha de agua caliente, dejar de huir en país extranjero, tomarme un momento para dejar toda mi mierda fuera de mi mente mientras me hacía una gayola, salí mucho más relajado, aun con la toalla en los bajos, escuchando la maldita puerta. Parecía que no podían dejarme tranquilo, me necesitaban para todo, esos cabrones. Y el que estaba fuera era de los insistentes, iba a reventarme el puto timbre.

- ¿Se puede saber que mierdas te pasa? – me quejé al ver a Alex allí. Le hice una señal para que entrase, y me sujeté el cabello húmedo en una coleta, odiaba cuando no lo tenía moldeado, sólo era un montón de pelo en la cara. Maldita sea, había olvidado cepillarme los dientes. Me metí en la ducha, más que dispuesto a agarrar el cepillo de dientes – No quiero

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