Capítulo 22:

El sábado en la mañana había un sol que rajaba las piedras. Un día especial para un encuentro anhelado pero inesperado. Cuando Sam se levantó media dormida pues hacía noches que no descansaba bien debido a los problemas de la empresa, Marcos estaba desayunando en el comedor. Estaba tan entretenida que le pasó por el lado y ni lo vio. Solo cuando el jugo de naranja bajó por su garganta fue que Marcos habló.

—Buenos días, gatica ¿Dormiste bien?

La bebida a Sam se le fue por otro lado y abrió grandemente los ojos cuando trató de respirar y no pudo. El aire había escapado de sus pulmones con una facilidad sorprendente. Marcos estuvo a su lado al instante. Le dio una mano y la otra se la pasó continuamente por la espalda, dándole fuertemente hasta que comprobó que Samantha respiraba de forma normal. Se había puesto roja del esfuerzo.

—Tú quieres matarme... o qué. Casi me ahogo... por tu culpa. —dijo Sam entre jadeos.

—No pretendía eso. —dijo Marcos arrepentido.

—Me la vi... cerquita.
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