Capítulo 37: Identidad
Erika aprovechó que al fin era libre de las exigencias y locuras de los Estrada, por lo que podía retomar su vida que había pausado en 3 años.
Aunque ya estaba libre, ella fue a visitar esa oficina, pero no a cualquier oficina, era su propia oficina en su bufete de abogados.
El lugar era un edificio amplio de 3 pisos, no era tan grande ni tan chico, pero era perfecto, un lugar donde la gente podía ir a pedir apoyo legal, teniendo la seguridad de que todos los abogados que trabajaban eran competentes y les ayudarían a ganar su caso.
Al entrar vio que el lugar seguía siendo el mismo, con muchas personas entrando y saliendo del edificio.
- Ah… al fin en casa – susurró con una suave sonrisa en su rostro.
- ¡ERIKA! – se escuchó un grito que rompió el silencio, seguida de los golpes apresurados de unos tacones.
Ella no logró reaccionar a tiempo y de un momento a otro estaba presa de un fuerte abrazo.
- Yo también te extrañe mucho, Roció – dijo ella correspondiendo el