*—Damien:
Cuando Luc se fue, Damien soltó un pesado suspiro y miró hacia Uriel que se servía otro vaso con Whisky.
—¿Qué tal tú? —le preguntó a Uriel para saber sobre su vida y sus últimas andanzas—. ¿Algún tipo que te llame la atención?
Uriel soltó una carcajada y movió la cabeza.
—Yo no tengo esa suerte —murmuró Uriel haciendo una mueca después y apuró el vaso con whisky. Si seguía tomando, iba a emborracharse. Uriel le dio una mirada—. He sido castigado, Damien —expresó con un tono triste, volviendo a servirse otro vaso.
—No digas eso, Uriel —respondió Damien y se puso de pie para sentarse al lado de Uriel en el mismo sofá. Le pasó un brazo por los hombros y lo acercó a él. Notó que Uriel estaba más delgado que la última vez que se vieron—. ¿Qué está pasando? —quiso Damien saber. Ahora comenzaba a preocuparse. Viendo la forma en la que Uriel estaba, solo significaba una cosa—. ¿Acaso viste a Danny? —preguntó el nombre de su viejo amigo y Uriel se enfadó.
—¡No me hables de Danny!