Después de cuarenta minutos, Eli apareció con un vestido color pastel, zapatos altos negros y un bolso. El ruso se había quedado mudo al verla, se acercó a ella y ambos se miraron.
—Estas hermosa. — dijo con una sonrisa de bobo.
—Gracias. — agradeció.
—¿Nos vamos? — ella asintió.
—No la traigas muy tarde. — voz de Sergey, llamó la atención de ellos.
La parejas salió de la mansión, Dante la abrió la puerta y la ayudó a entrar, rodeó el auto y salieron de allí rumbo al restaurante. La cogió de la mano, se la llevó a sus labios y le dio un beso en el dorso.
Cuando llegaron, la volvió a ayudar a salir y cogidos de la mano, fueron hasta el interior del restaurante.
—Buenas noches, señor Ivanov. — dijo el camarero. —Señorita. — dijo y ella asintió sin entender nada. —Acompáñenme a su mesa.— ellos siguieron al camarero hasta llegar a su mesa.
—Gracias. — agradeció el ruso y ayudó a sentarse a Eli.
—¿Qué desean tomar.
—Una copa de vino. — miró a Eli. —¿Tú puedes tomar vino?
—Solo una copa. —