No puede saber la verdad.
—Te has ensuciado la camisa—. Kiara sonríe ampliamente, no puede creer que él realmente cocine y que estén así juntos, olvidando por un momento todos sus problemas.
—¿Me puedo quitar la camisa?— pregunta, y ella lo mira de inmediato.
—No— le responde, ya que si lo ve sin camisa piensa no poder resistirse. —Ya termina de ensuciarla, ¿no?
—Te ves hermosa con ese delantal—. La halaga, y Kiara se sonroja hasta las orejas.
—Y tú... guapo cocinando—. Se lamenta de haberlo dicho.
—¿Entonces soy guapo?—. Vuelve a acercarse, estaba inquieto por hacerlo; necesita desnudarla y besar cada parte de su cuerpo.
—¡Estás aquí!— Lia los interrumpe, sin embargo, para Kiara fue conveniente. —¡Qué emoción verlos juntos! Oh, te has manchado la camisa.
—No me iré aún, pequeña, hasta leerte el cuento, y la camisa no importa, pequeña. ¿Has hecho tus deberes?
—Sí, todo—. Sonríe ampliamente.
—Choca esas cinco, princesa—. Lia lo hace, y Kiara no se ha dado cuenta de esa conexión que hay entre Ar