Kiara reacciona y mira por la ventana; efectivamente, el avión ya ha aterrizado.
—Estoy nerviosa—, pasa saliva.
—Lo importante es que hemos llegado—, le quita el cinturón. —Vamos aquí, el auto ya espera por nosotros—. Le da su espacio y Kiara se coloca de pie, sintiéndose algo mareada, y él reacciona al tomarla entre sus brazos.
—¿Estás bien?
—Me siento débil; es que no he alimentado bien.
—Descuida, vamos a un restaurante primero.
—No… vamos por mi hermana—. Lo mira con súplica. —Necesito verla y abrazarla; llévame con ella.
—Está bien, pero compraré algo aquí en el aeropuerto para que comas durante el camino. ¿Entendido?
Ella asiente con su cabeza, pero su corazón palpita con fuerza. Al salir del avión, Esteban la toma de la mano, y eso la sorprende, pero él no lo hace con mala intención, sino para que ella se apure en caminar y así le siga el paso.
MANSIÓN WATSON
—¿¡La encontraron!? —pregunta el señor Maxwell, quien está impaciente porque no encuentran a Kiara.