Adele Smith
La visita termina, y no pude abrazarla, no pude tocar su mano, no pude darle consuelo me regresan a mi celda y lloro por el destino de las dos, lloro porque no puedo cambiar ni su pasado ni el mío.
 —  ¿Te  olvidaste de mi? —   Pregunto viendo hacia arriba y de la celda de al lado me dice una vos conocida.
 —  Ya llego por quien llorabas. —   Descarada, tal como la primera vez que la vi
 —  Cristal ¿cómo llegaste aquí? —   Le pregunto asombrada —
 —  Ya te lo dije una vez, tengo mis mañas, además te tengo que cuidar el trasero para que me sigan pagando. —   Me revela no puedo verla pero si escucharla, tendré mas cuidado a la hora de reclamarle a Dios en voz alta por mi suerte.
Ella me escucho. —  ¿Crees en Dios? —   Pregunto.
 —  Obvio que existe, te acaba de enviar un ángel de la guarda. —
 —  Hablo en serio. —   Le respondo sonriendo por primera vez en casi tres semanas.
 —  Yo también. —   Me dice ella.
2304, el director te necesita en su oficina ahora mismo