Apenas si llegaron a la residencia de estudiantes, volvían a estar enganchados por sus bocas.
Cómo Mark no compartía habitación, allá que se fueron a la suya.
Como dos animales en celo, los dos irrumpieron en el dormitorio del moreno.
Mark ni se le dio tiempo a echar la luz pues Dave lo empujaba hacia la cama al mismo tiempo que le despojaba de la cazadora.
Ésta aterrizó a los pies de Mark quien estaba a punto de sufrir un colapso cerebral gracias a los magníficos besos que el castaño le obsequiaba.
Aterrizó con la espalda en la cama y con Dave encima, comiéndose su boca.
-Por Dios, dime qué eres activo- suspiró el castaño apartando la camisa del moreno y abalanzandose a uno de sus pezones.
-¡Sí, sí!- exclamó preso de deseo Mark sintiendo la más que experta lengua y boca del castaño jugando con sus