SLOANE D’MARCO
—¿Cómo se siente nuestra mamita? —dijo la enfermera mientras me ayudaba a salir del baño. Esa ducha caliente me había sentado bien para los músculos y huesos. No recordaba que parir fuera como ser arrollada por un camión.
Antes de acomodarme en la cama, ambas volteamos hacia el amplio sofá donde Derek descansaba. Estaba completamente dormido y con ambas bebés recostadas sobre su pecho. Parecía un niño aferrándose a sus peluches para poder dormir, mientras que las niñas disfrutaban de estar acurrucadas con su padre.
No pude evitar sonreír enternecida por la imagen, nunca quería olvidarme de cómo se veían. Sabía que Derek sería el mejor papá para Ale y Fio… Alessia y Fiorella Magnani, mis niñas, mis princesas, y las angelitas de papá, con sus cabellos rojos y sus ojos oscuros. Deseaba con todo mi corazón que Brian llegara para conocerlas, no podía imaginar su reacción.
Me acerqué un poco y como si Derek sintiera mi presencia, estrechó aún más a mis niñas.
—Mis bebés… —s