SLOANE D’MARCO
—Me decepcionas… —dije con tristeza. No conocía al hombre delante de mí. Jonathan había pasado de un mejor amigo a un completo desconocido. Cada momento que pasamos juntos se proyectaba en mi cabeza junto con su comportamiento nervioso, inseguro y tonto.
—No, estás decepcionada de ti misma —contestó con media sonrisa—. Creíste conocerme y saber cada aspecto de mí. Pensaste que era un torpe que no se merecía su lugar como director de ese psiquiátrico. Siempre me viste como tu compañero tonto que terminó la carrera de puro milagro. ¡Sorpresa! Aprendí lo suficiente e incluso más de lo que tú jamás aprendiste en la escuela para poder ser quien debo ser en el momento y ante las personas adecuadas.
<