Me quedo mirando al conductor, el mismo con el que hable con anterioridad.
— Oraré el doble por ti, hermano — Lo ignoro y vuelvo a mi coche, lo enciendo y salgo del área de descanso.
Mientras conduzco, observo de reojo a Awa, la madre de mi hijo, la mujer que me enloquece y me apasiona a partes iguales.
¿Podremos estar juntos algún día? Porque en este momento, dejando a un lado la situación con Vico y la locura que se le ha ocurrido. Ella, ante el mundo, es su esposa y yo solo sería su amante y ni siquiera estoy seguro de serlo.
Entramos en Niza y pronto debo decidir la ruta a seguir, Awa no me ha vuelto a hablar, se siente la tensión en el auto, no sé en qué punto estamos, si tenemos o no una relación.
— Awa
— Milo — Los dos hablamos a la vez y sonreímos.
El timbre del teléfono inunda el habitá