-Debemos decirle que es hijo de él. Nos va a costar caro esta jugada.
-¿Y después qué? ¿Qué hacemos? ¿Vos le vas a impedir que se vaya?
Barba blanca tiró el habano al piso con fuerza.
-¡Hubiéramos sabido que estaba en esta ciudad…!
-Lo que pasó no se puede cambiar. Ya está. Ahora hay que tratar de encontrar la manera de cuidarlo y de que no se entere, por lo menos por ahora…
-¿Quién le va a decir?
“Matute” abrió los ojos bien grande.
-¿Qué te parece si yo le digo?