Papas fritas.
Gaseosas.
Sandwich de miga.
Muchos.
Demasiados.
Lo suficiente como para engordar casi 40 kilos en los últimos diez meses.
A finales de octubre, Betiana pesaba unos 120 kilogramos, aproximadamente.
Pasaba las horas, después de su jornada de trabajo, mirando televisión, comiendo y dando órdenes al inútil de su hermano varón.
Un inservible. Un protegido que es una carga, solo eso, una carga molesta.
Había días en los que la comida se transformaba