—¿Le han llevado lo que pidió? —preguntó una joven vestida de blusa celeste pastel y falda entubada color gris.—No, aún no hemos atendido ese pedido —comentó un joven detrás de la barra del almacén.—¿Por qué no? Al Nieminen nunca se le hace esperar… Ya lo ha dicho el Sr. Keller —comentó la chica escandalizada y nerviosa.—¡Srta. Freites, buenos días! ¿En qué la puedo ayudar? —menciona un hombre pequeño con poco cabello canoso.—¡Sr. Migs…, no han llevado la lista de Nieminen! —repite ansiosa —¡Buenos días, disculpe mis modales!—¿Cuándo llegó? —preguntó inquieto el hombrecillo.—¡Tiene dos días aquí! Me alertó Prystine… Lo mandaré en 15 minutos a recoger todo, tengan listo el cargamento para que pueda llevarlo al laboratorio.—¿El Sr. Nieminen estará ahí? —consultó el hombre.—Él siempre está ahí, Sr. Migs… Por favor, no se retrase otra vez, indíquele al ayudante que cuando vea ese apellido en cualquier orden o guía debe armar de forma inmediata el pedido y colocarlo en el riel para
Llegó de la mano de Keller padre, una de las últimas veces que se le vio por ese lugar, eso fue poco antes del incidente. Era pequeño, delgado y asustadizo, no tendría más de 10 años, y tampoco parecía un mendigo o alguien de la calle; estaba bien vestido y llevaba un juguete extraño, pero moderno. Rosen, hijo del magnate, se lo quedó mirando mientras lo hacía caminar por las instalaciones, jamás lo había visto con niños y menos mostrando el trabajo de su vida. Ni siquiera lo había llevado de pequeño a los laboratorios de investigación.—¿Te gusta el lugar? —preguntó con un tono amable que nadie había escuchado antes, hasta Rosen sintió curiosidad, sin embargo permaneció a distancia.—¡N-no lo sé!—Tenemos muchas máquinas aquí; computadoras, impresoras 3D, cámaras moleculares de reparación… entre otras cosas; siento que te gustaría mucho estar aquí —el niño asintió tímidamente, se veía asustado.—¿S-Sr. Keller? ¿Mi padre vendrá después? —no obtuvo respuesta, en su lugar le soltó la ma
Se despertó con el corazón acelerado, era el segundo sueño que siempre lo perseguía por las noches, ya sabía cómo era al final, pero le parecía como inventado. Lo cierto es que le sonaba a comercial de waffles o de jugos para el desayuno; sin embargo, como deseaba que hubiera sido cierto, estar con su familia y disfrutar un momento más de ellos.—Tus ondas Theta ligadas al estado REM se están viendo alteradas últimamente—. Comentó Valgyum mientras le colocaba los adhesivos en la frente y el pecho.—¿Qué quiere decir eso? —preguntó el niño, no pasaría de los 13 años.—Quiere decir que tu memoria está cambiando, puede ser algo subconsciente o relacionado a las pesadillas que me mencionaste la otra vez.—¡No lo sé! Yo me siento igual que siempre, no tengo pesadillas… Tengo un sueño recurrente, uno en el que unos hombres entran a una especie de avión y atacan a mi familia…—Entiendo… ¿Algún otro sueño más?—No…, solo ese, es muy real…, pero Ke… padre, mencionó que yo estaba desmayado cuan
—No sé qué pensar, ¿crees que deberíamos hacer algo al respecto? —preguntó Carter a Galah.—¿Algo como qué?—Siento que hay algo raro, tengo un mal presentimiento… ¡no me gusta nada! —dijo caminando ansiosamente de lado a lado.—Carter…, ¡Carter! Para, me estás mareando —le señaló el espacio al lado de su cama —siéntate un rato, te daré un masaje. El chico se dejó caer en la cama con desgana.—¿Por qué aún no sabemos nada de ellos? Llevamos aquí buen tiempo y desde que nos dijeron que ya estaban bien han pasado varios días… hasta una semana me atrevería a decir.—Ayer le pregunté a Quyn…—¿Qué te dijo?—Fue muy esquiva, algo inusual en ella… Sé que es un androide, pero no te parece que es diferente a los demás que has visto.—Puede ser… aunque todos son máquinas sin corazón o sentimientos.—¡Ella se me antoja muy distinta! Hay algo… no sé… un rastro de…—¿Humanidad? —completó Carter.—¡Exacto!¿cómo sabías que eso quería decir? —él la miró enamorado, desde la única vez que ella le robó
—¿Estás listo? —Sí, solo estoy terminando de validar que sea segura la vía para comunicarse.—Lo es, pero toma las precauciones que consideres necesarias, Carter.—¡Lo haré, no confío en Gale! Lo siento, Quyn, pero es la verdad.—Entiendo… —ella nunca había desconfiado, pero esta vez sentía que algo no andaba bien.—¡Lo tengo! —dijo emocionado y empezó un beep intermitente en el cristal de su monitor.—¡Carter! Eres tú… chicos, que emoción verlos… —casi grito Brice y Dome daba saltitos a su lado.—¡Brice! —dijeron los otros tres, totalmente conmovidos.—¿Cómo han estado chicos? —preguntó Dome, casi al borde de las lágrimas—. Los hemos extrañado demasiado…, Gal, me da tanto gusto ver que estás muy bien… si les contamos todo lo que pasamos luego que ustedes salieron, les parecería explosivo, digno de película de acción de hace 130 años.—¡Ya podremos hablar de eso! —mencionó Gal, secándose las lágrimas—. ¡Gracias por haber ayudado para que estuviera mejor!—¡Carter hizo todo! —sonrió B
Dome finalmente decide que se quedará con Brice y rechaza nuevamente a Gale, este le ofrece el cielo y las estrellas, pero ella se mantiene firme. En su enojo, él enciende un rastreador que estaba en el dispositivo que le había entregado a Dome y durante la noche caen los de seguridad.—¡Creo que los chicos están en problemas! —mencionó Brice nervioso.—¡Dios! ¿Qué fue todo eso Brice?—No sé, pero la piel se me puso de gallina… necesito saber qué les ha sucedido, si están bien… Debemos hablar con Gale.—No, ellos nos estaban llamando sin que nadie sepa… ¿Estás seguro de hacer eso? —resaltó con cierta desconfianza.—Obvio que sí, él nos ha estado ayudando hasta ahora… tiene que haber sucedido algo malo, podemos estar en peligro todos, incluso él.—¡Comprendo! Hay que llamarlo, entonces…—Pero, ¿Cómo? —empezó a dar vueltas en círculos mientras hablaba sin parar.—Yo puedo comunicarme con él… —mencionó en voz muy baja, tanto que ni Brice le prestó atención y continuó con su lluvia de ide
Era el año 2150. La ciudad brillaba con luces holográficas que pintaban el cielo nocturno con un resplandor futurista. La sociedad se había dividido: los ricos vivían en una realidad virtual llena de comodidades, mientras que la mayoría luchaba por una pequeña porción de acceso al ciberespacio, reservado para trabajos específicos y controlado por corporaciones, se había vuelto una costumbre vivir así. Desde hacía muchas décadas atrás que se había restringido el uso de la red, es más, si tenías menos de 25 años no tenías idea de lo que había sido tener acceso a buscar todo con un solo clic.En un rincón oculto de la ciudad, en un cibercafé clandestino; como todos los que visitaban usualmente. Con paredes tapizadas con píxeles parpadeantes y luces de neón, donde el Deep House se colaba muy fuerte en tus oídos. Cada día, sin falta, se juntaban Brice, Domeka, Carter, Galah y Enzo. Chicos de mentes inquietas, atrapados en un sistema, creado y dirigido por una gran corporación, que les nega
El descubrimiento de la brecha en el sistema no solo representaba una oportunidad para estos chicos, sino una ventana hacia la esperanza para toda una población atrapada en la opresión digital, tiranizados dentro del sistema al que no le importaban desde hacía muchas décadas atrás. Conscientes del poderío de las corporaciones, sabían que su lucha sería una batalla difícil y peligrosa, pero también comprendían que la libertad cibernética de su pueblo valía la pena. En esta era, donde todo se realizaba mediante el acceso a la red, era crucial mantenerse conectado; sin embargo, eso no era asequible para todo ciudadano y se monopolizaba de forma cruel. Estar desvinculados, como ellos lo estaban, solo significaba pobreza, retroceso y muerte.Cada uno había presenciado de cerca el sufrimiento y la marginación impuesta por la falta de acceso equitativo al ciberespacio. Desde niños en las calles sin educación hasta enfermos desatendidos en hospitales, la desigualdad digital se manifestaba en