UNA CENA CON VARIEDAD
ISABELLA TAYLOR
Cuando la madre de mi jefe insiste en que debo ir con ellos a cenar, no me queda más que tomar mis cosas. No es por su insistencia, sino por la ilusión que tiene en su rostro.
Llegamos a un restaurante muy elegante y las miradas se posan en los Lennox-Spencer, obviamente, ya que ellos son la SOCIALITE de esta ciudad y creo que están más arriba de eso.
Pero salgo de los pensamientos cuando llega el camarero para tomar nuestras órdenes, miro la carta y de todo lo que veo, lo único que reconozco es, un pollo a la no sé qué, así que Luciano me ayuda y después de eso casi todo sigue como si nada, hasta que después de una hora mi celular comienza a sonar con desesperación, lo dejo y no me preocupo hasta que Luciano nota mi incomodidad.
Se levanta, pide permiso por ambos y nos retiramos a la terraza con nuestras manos entrelazadas, tome mi celular entre mis manos, lo miro y mi cuerpo por completo tiembla porque son 45 llamadas de mi padre, 82 mensajes de