Llevarlos a los angeles fue fácil, tanto el abuelo de Lorena como ella misma, eran demasiado inocentes, o yo era una m****a de persona, pero daba igual, ya los tenía aquí.
— Siéntase en casa, Lorena le mostrará su habitación — Le dije al anciano.
Lorena me sonrió un poco y ayudo a su abuelo a subir las escaleras.
En cuanto los ví perderse por las escaleras yo saqué mi teléfono y llame a mi abogado.
— Quiero que encuentres al bastardo de Salazar, ese infeliz tiene que pagar por lo que le hizo a mi padre, y no te preocupes por la confesión, su hija está dispuesta a hablar — Le dije a mi abogado y después colgué.
Lorena bajo las escaleras y se acercó lentamente a mi.
— Gracias Donovan, no se como pagarte por esto que estás haciendo por nosotros — Me dijo ella.
Yo le sonríe un poco, yo si sabía cómo iba a pagarme, y lo iba a disfrutar muchísimo.
— No te preocupes, te mereces ser feliz — Ella se acercó ma a mi y me abrazo.
— Te lo agradezco, y otra vez gracias — Yo la aparte de mi y la mire