CAPÍTULO 71

—No lo puedo creer, ¿cómo es posible? Todos dábamos por hecho que eras hija de Octavio.

—Pues ya ves... Ese fue el error. Jazmine se basó en suposiciones, y a veces cuando supones algo, simplemente, asumes las hipótesis como verdades absolutas y ves cosas donde no las hay. La vida nos enseña una vez más, que no hay que dar nada por sentado.

—Es que... Tienes cierto parecido que...

—¿Estás seguro? —Le pregunta, y saca su teléfono, y busca una foto de Octavio que le muestra. —Tengo su mismo color de ojos, ¿y qué? También era el color de ojos de mi madre, y el de más del 20% de personas en el mundo. Tengo su mismo color de piel, que es el mismo que tiene otros miles de personas. Por lo demás, si te fijas bien, tiene rasgos levemente en el rostro que se pueden parecer a los míos, quizás la nariz un poco respingada, y el mentón redondeado, cosas que mi padre Isaías también tiene. A lo que me refiero, es que... A veces vemos lo que queremos ver. —Afirma y de gira nuevamente hacia la ventana
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