Aurora, no duda en ir en busca de Esteban, apenas Ares se va a su oficina.
—¿Tienes un minuto? —Le pregunta al bajar al taller y verlo trabajar.
—¿No ves qué estoy ocupado? — Le dice de mala gana.
—¿Ocupado para darme la cara, pero no para llamar a Simón? —Se le pone enfrente de brazos cruzados.
—Si tú te reúnes o no con tu ex no es mi problema. No me acuses de cosas que haces a escondidas de tu esposo.
—No tengo que acusarte. Tú mismo me acabas de dar la razón. ¿Cómo sabías que era mi ex?
—¿Qué quieres? ¿Que vaya ya hablé con Ares y le diga que yo llame a Simón para salvarte?
—¡Wao! Pero qué perspicacia, ya incluso das por hecho de qué Ares está enojado. Pues lamento decepcionarte porque no es así. — se le acerca de la mujer y esta vez habla en un tono más bajo para que los demás no escuchen. —Ares confía en mí, por lo tanto, tu intento bajo y desesperado de hacerme quedar mal frente a él no te funcionó.
—No sé de qué hablas. Estás desvariando
—A mí me parece que