— Yo no tengo novia Lugg, ella es parte de mi pasado, un pasado muy triste del cual algún día te contaré.
— Pero yo te escuché cuando tú le decías que la amabas y ella te respondió con un beso.
Lucciano la miró y entendió el por qué actuó como lo hizo semanas atrás.
— ¿Mi pequeño angel estaba celosa? — Preguntó sonriendo.
Luggina lo fulminó con la mirada.
— ¡No! Estaba furiosa y fui a liberarte de mi contrato y que tú me liberes de esa cláusula.
Lucciano acunó su rostro y dio un beso en ese Trompito de pez que se le formó al momento de apretar su rostro entre sus manos.
— No quiero librarme de tu contrato nunca, quiero estar atado a ti por completo.
Luggina sintió un nudo formarse en su garganta.
— Pero es que. — Lucciano cayó sus palabras con otro apasionado beso.
Y la envolvió en sus brazos.
— Entre Dayanara y yo, no hay ni habrá nada nunca. ¿Sabes por qué? Por que deseo estar atado siempre a ti.
— Voy a creer en tu palabra, profesor. Y yo también deseo estar atada a ti siempre. Per