Luggina abrió los ojos y poco a poco fue recuperando se.
— Doctor, por favor haga pasar a mi esposo.
El galeno salió hasta la puesta y se dirigió a Miguel Ángel.
— La señora solicita a su esposo.
Lucciano automáticamente de un solo estaba parado en la puerta.
— Soy yo doctor.
La mirada del galeno era de uno al otro sin entender.
Miguel Ángel se acercó y el ginecólogo lo hizo pasar.
—Señor Larusso, pase por favor .
Pía se acercaba con Lui y cuando lo vio un grito llamó su atención.
— ¡Papito! ¡Papito viniste a verme! Déjame tía Pío, quiero estar con mi papá.
Lucciano tragó el nudo en su garganta y se acercó a coger en brazos a su princesa.
— Mi princesita hermosa.
Expresó Lucciano con un sentimiento de ternura, y sin dejar de mirar a Pía.
Pía estaba nerviosa, se sentía descubierta miró a todos lados mientras se aclaraba la garganta.
— ¿Que tal el trabajo de limpieza, Pía?
Pía sintió un fuerte temblor en su cuerpo, Lucciano la había descubierto.
— No se de qué me habla señor. Es la pr