Los pecos fueron cayendo rendidos uno a uno, y llevados a sus habitaciones, la última en dormir fue la pequeña Lui, Lucciano la llevó a su habitación decorada de princesa, Mirta trabajó contra reloj para tener todo como lo pidió su jefe.
- Papito, si es un sueño, no quiero despertar. ¿Ya no volveremos a separarnos, verdad?
- Nunca más mi amor de ahora en adelante seremos una familia.
- ¿Y nos llevarás a la escuela?
- Todos los días mi vida, siempre.
Luiginna durmió en los brazos de su padre, era la primera vez que lo hacía.
Lucciano la dejó en su cama y la miró por unos momentos, atrajo a Luggina y la abrazó acariciando su vientre, besó sus labios, y entre ese roce tan anhelado de sentir le susurró.
- Te amo mi brujita hermosa ni un solo momento dejé de hacerlo.
- Siempre quise olvidarte, y jamás me lo permitieron tus recuerdos, estuviste presente cada día de mi vida. Te amo mi daddy, eres y serás el amor de mi vida.
Unieron sus labios en un beso lleno de amor, deseo y pasión, Luccian