La vida pasada de Edén no fue más que un duro despertar. Desesperación y traición. Ahora que su corazón no era más que pequeños cubos de hielo desmoronados, volvió a despertar en otro cuerpo, con otra vida, y una nueva oportunidad de sentir lo que pensó ya había olvidado. ¿Podrá Edén revivir su corazón y ver con ojos diferentes al prometido que la suerte y el destino forzaron en su camino? ¿Podrá Edén ver al Duque con ojos distintos y dejarlo entrar en su vida?
Leer másAlguien me dijo que para tener un poco de felicidad, solo necesitas dormir un poco y reír por un largo tiempo. Si, ya hice lo primero, es más, dormí el más profundo y eterno sueño de todos. Morí.
¿Cómo? Bueno, fue la peor pesadilla, lo último que cruzó ante mis ojos fueron dos luces horribles acercándose a mí en un estúpido coche color azul, y dentro, la cara de la mujer que quería casarse con mi prometido.
Tal vez si la noche anterior no la hubiera provocado; tal vez si no le hubiera dicho que Ethan era mío y que ella simplemente sería una secretaria, una empleada en una pequeña oficina para siempre. Alguien con tan poca dignidad para salir con alguien comprometido. Tal vez si hubiera visto las señales, no sería un espíritu contando la historia.
Bueno, yo y mi gran bocota.
Mi supuesto prometido, Ethan, el hombre que había compartido tantos años a mi lado desde que éramos niños hasta la universidad. Si, el idiota, me engañó con su secretaría, la hermosa Rose Corelli, peor aún, el nido de su romance era la empresa de mi padre.
Todos los empleados lo sabían, mi padre lo sabía, pero el hombre jamás me dijo, o más bien, no le interesó decírmelo. Su indiferencia y sus largos años siéndole infiel a mi madre le parecieron los rasgos naturales del hombre. Sin embargo, yo y mi bocota, ¿verdad?
La fiesta de mi compromiso fue el detonante de mi tragedia.
Cuando Ethan aún no aparecía en la casa, me ofrecí a buscarlo en nuestro departamento. Que mala fortuna, o tal vez estoy atada a un destino de tragedia.
Yo estaba tan feliz, lo busqué en la habitación donde dormíamos juntos. Sin embargo, una sorpresa poco esperada llegó a mis oídos al abrir la puerta. Jadeos, sonidos de besos y romance en la cama, nuestra cama, el lugar donde compartimos tantas noches.
“¿No es hoy el día de tu compromiso, Ethan?”
“Si,” dijo el bastardo, pero antes de que tuviera la oportunidad de reírse y burlarse de la pobre desdichada que dejó abandonada en la fiesta, abrí la puerta.
“Sí, era el día de nuestro compromiso, infeliz.”
Entré calmada, entré con pasos firmes y con la cabeza en alto, sabía que tenía el corazón roto y los ojos a punto de estallar en llanto, pero no me importo.
“¡Edén!”
Su voz sonaba sorprendida, los dos parecían sorprendidos.
“Voy a romper el compromiso, despídete de tu trabajo en la oficina y no te molestes en volver al apartamento, ni siquiera pienses en llevarte el auto. Tienes hasta la medianoche para tomar tus cosas e irte,” él sabía muy bien lo que yo diría si lo descubría.
Él sabía muy bien que sin el apoyo de mi familia no tendría nada. Y a pesar de que mi cretino padre sabía lo que pasaba, elegiría a su hija que valdría más casándola con algún socio de negocios que con un pequeño gerente mantenido de mi familia.
“Edén, espera… yo,” él seguía sin ropa y así trato de tomar mi mano.
¡Qué desagradable! De repente sentí tanta repulsión, mis manos temblaban de lo horrible que este hombre aparecía ante mis ojos.
Antes, él era mi luz y ambición, quería formar una familia con él, pero creo que dependí demasiado en apoyarlo y quererlo que me cegué a la realidad. Si hubiera entendido los pequeños indicios, si solo lo hubiera visto antes.
Él tomó una almohada para cubrirse, pero seguía tratando de tocar mi mano, ¿por qué no podía irme y dejarlo con su pobre show? Tal vez, solo quería escuchar una explicación, o simplemente sentía que no había descargado suficiente furia.
“Te daré una segunda oportunidad, puedes seguir a esta mujer o puedes regresar conmigo y a tus privilegios, pero ella... se va de la empresa,” le dije con la voz más fría que podía mantener en ese momento.
Solo quería ver sufrir a la mujer y darle a entender que para él, lo más importante siempre sería su reputación, y su dinero. Igual que mi padre. Si no, ¿por qué había llegado tan lejos conmigo sin romper el compromiso?
“Yo…”
“¿Ethan?”
La pequeña voz y los ojos suplicantes de la mujer parecieron comprender todo, creo que ella ya lo sabía y de todos modos lo dejó pasar. ¿Qué esperaba de este hombre?
“Rose, yo… nosotros no podemos seguir…”
“¿Ya lo ves? Una simple secretaria, sin familia, sin posición, ¿crees que puedes competir con eso? No me hagas reír...”
Mi pequeña sonrisa solo hacía todo más patético.
“¡Edén!”
“Te espero en la ceremonia en dos horas,” me di la vuelta y lo dejé.
Mi cabeza daba vueltas y no podía enfocar bien. Estúpidas lágrimas, no tenían sentido en este momento, no tenían ningún sentido cuando él me eligió, ¿verdad?
Grité y pegué en el carro, tenía que sacar todo antes de la ceremonia o no podría continuar. Aún estaba aferrada a ese hombre, mi corazón destrozado aún sangraba por él. Por todos esos días y momentos que estuvimos juntos, las sonrisas, las carcajadas, los besos y caricias. Los días en que soñamos juntos una familia y las noches que caímos juntos en la cama después de ser felices.
¿Por qué? La pregunta me vino a la cabeza tantas veces y mi única respuesta, tan decepcionante como siempre, fue porque yo no era suficiente para él. ¿Dónde me había equivocado? ¿A dónde se había ido todo el amor?
Las siguientes horas no fueron tan trascendentes como podrían creer. Llegué a la casa y me bañé, me vestí, me maquillé y me arreglé para la fiesta, después mi madre subió a mi recámara y me dijo tantos cumplidos como dicta el manual de las madres ausentes. Después bajé las escaleras despacio, no tenía prisa, no tenía entusiasmo.
Ethan ya estaba recibiendo a los invitados vistiendo su traje de hipócrita. ¿Crees que te saldrás con la tuya? ¿Crees que no sé que me vas a engañar de nuevo?
La noche seguía adelante, el anuncio se hizo, las copas de vino y champaña se levantaron y brindamos por una larga vida feliz. Sin embargo, el número de bebidas en mi sistema solo podía aliviar momentáneamente el dolor que sentía mi pecho.
Salí de la casa rápido mientras el hombre seguía riendo y chocando copas con los demás. No lo dejaría así, no más. Después escuché la voz de mi padre, el hombre que había dejado que esto pasara, sus palabras hacia mi madre fueron muy claras. “Divorcio.”
Mi madre ni siquiera lloró, simplemente dijo que sí y que quería una gran suma de dinero y una casa en no sé donde. Mi cabeza ya me dolía lo suficiente para comprender lo que ocurría. Decidí salir, tomar mi coche y navegar por las calles hasta un parque donde solía ir cuando necesitaba estar sola.
Pensaba que era un lugar hermoso para ver la oscuridad y las estrellas. Sola.
Dejé mi coche en la otra acera y caminé para cruzar la calle. No necesitaba ver nada, no necesitaba más decepción. Quería estar sola.
Caminé despacio, sabía que en unas cuantas horas el mundo se enteraría… después de todo, me alejé de esa casa porque no quería enfrentarlos. Una nota para la prensa y todo el imperio de nuestra compañía se vendría abajo, fraude, chantaje, soborno, todo se desmoronaría para ese hombre, mi padre, y un compromiso roto para el que fue en otro momento, mi prometido.
Ya no tendría nada, ya no habría nada para mí en esa casa. Después, como si el destino sabría que mi vida estaba por terminar, se decidió que mi siguiente tirada en la ruleta me conduciría a la otra vida…
Dos luces y la cara de la mujer con la que me engaño mi prometido fueron mi último vistazo a este mundo.
[Edén]“Te gusta ese hombre, ¿cierto?”Sofía me preguntó cuando terminé de posar con mi lencería roja. Nunca había sido necesaria esta pequeña pieza de arte porque ese hombre sabía cómo quitarme la ropa en un segundo.“¿Por qué me preguntas, querida?”“No lo sé,” me miró con una ceja fruncida, “nunca has dicho que te gusta.”“¿Tu se lo has dicho a Jason?”Su cara se cubrió de un rojo hermoso.“Si,” me dijo y esa pequeña confesión me sorprendió, nunca pensé que ella lo fuera a admitir.Sin embargo, yo no podía decir nada, mi interés hacia Albert no era más que disfrutar unos años, casarme con él como lo mandaba el rey. Ya no había vuelta atrás, incluso si mis padres hablab
“No me contesta,” mi humor desde ese día era horrible, casi podía sentir las ganas de tirar el teléfono por la ventana. Todavía recuerdo cómo ese desdichado hombre me sacudió la noche anterior como una bestia, qué caballero, qué gentil noble, era un animal dejado a su instinto. Parecía deshacerme con sus caricias y parecía disfrutar cuando mis ojos lo culpaban. Se divertía haciéndome rogar para que me dejara descansar, pero no lo hizo. Después me dijo la verdadera razón de su locura. Se iba de viaje. Un largo viaje de negocios y no estaría conmigo por un largo tiempo. “¿De qué hablas?” escuché a Sofía decirme desde el otro lado de la sala. Me veía de reojo mientras tecleaba en su computadora a todo vapor. No se lo que estaba haciendo, pero seguramente nada legal. Sin embargo, ya no era la misma de antes, algo en ella había florecido. Desde que salí de mi habitación esa noche, después de la borrachera y la noche con Albert, descubrí que, al igual
[Edén] “Y ahora, le pondré que… que aún usaba pañal en la escuela primaria… jajajaja… y todavía lo usa ahora…” “Jajaja… pon una foto de ella usando una botarga de de…” “De jeringa gigante.” “¡Jajajaja!” Ese día estábamos ebrias. Una hacker y una mujer reencarnada, ebrias, y solas en una habitación. No era sano, no era seguro. Cualquiera diría que podríamos causar un incidente. Tal vez nos arrepentiríamos en el futuro, pero ya no importaba. No se permitía traer alcohol a los dormitorios, pero nunca se atreverían a decir nada en contra mía. Sabía que no era correcto, pero qué más da, por primera vez en la universidad me divertía con mi única amiga… “Pon… ponle que tiene un tatuaje de… de un chile en la pompa derecha…” “Mejor la cara del Conde Lucius,” nos reímos como tontas, ese hombre era un muy reconocido degenerado que se había hecho famoso por su horrible cara. Llenamos el foro con las fotos de esas muje
No lo empujé, mis piernas estaban hechas gelatina, no tenía aire en los pulmones, y estaba ardiendo, no solo en furia, pero en tentación. Su mano me apretó mi esponjoso trasero bien entallado con la falda. Escuché murmullos y risitas alrededor y la vergüenza subió rápidamente a mis mejillas.“De… detente… ah…”Me volvió a besar y esta vez me cargó con sus brazos poderosos hacia su pecho. No tuve opción más que poner mis brazos alrededor de su cuello.“Eres un cretino,” le susurré cuando me bajó y ahora caminaba junto a mí con la mano en mi cintura.“Lo siento mi princesa, pero debo protegerte. ¿No recuerdas que soy tu fiel caballero?”“No es cierto,” traté de pisar su pie, pero él era muy rápido, “tú eres el villano.”“E
Sebastián Landers, qué podía decir de alguien como él. Hermoso, gentil, generoso y con una sonrisa de ángel. Si no fuera porque ahora estoy comprometida con el hombre que el día de ayer me encerró en una sala de estudio a inspeccionar mi anatomía, ya me hubiera subido al asiento de atrás con este hombre.Sin embargo, había algo que no me gustaba de él, solo un ligero detalle, casi mínimo, pero no podía ser ignorado, era perfecto. Nadie puede ser tan perfecto, solo genera desconfianza, solo me da un poco de miedo extra. Algo debe ocultar en sus ojos, en su sonrisa que brilla como el sol. No puede ser el mejor en todo, algo…“Edén, ¿sabías que Sebastián es un chef magnífico? Casi del mismo calibre de su padre, ¿recuerdas el pastel que te encantó la última vez que visitaste a nuestros padres?”Lo amo.
[POV Jason]La miré a los ojos, apenas podía contenerme de seguir adelante sin perder la cordura. Sus ojos hermosos y azules me guiaban a un paraíso. Sin embargo, sus pequeñas lagrimitas y sus suaves quejidos me retuvieron de convertirme en una bestia por completo.“Estarás bien,” le dije despacio al oído haciéndola temblar. Me encantaba ver cómo se dejaba llevar por mi voz y cómo su reacción era tan hermosa con cada gemido. Nunca pensé que llegaría tan lejos la primera vez que nos veíamos, me sentí terrible, pero sabía que esa era una oportunidad dorada de tenerla conmigo. De hacerla sentir que es mía y de nadie más.Estábamos sumidos en un profundo éxtasis después de varias veces en el suelo y en el sofá, y me preocupaba que Edén entrara en ese momento. Conociéndo el descaro de mi pequeña hermana, no dejaría pasar la oportunidad de burlarse de su hermano mayor. Ya veía en sus ojos que buscaba el momento perfecto para vengarse de mí, al igual que de nuestro padre. Al
Último capítulo