Lo miro por unos segundos y doy un suspiro por dios porque tienes que ser tan hermoso, no sé que comió tu madre en ese embarazo como para dar a luz a tanta belleza.

El me mira y se da cuenta que lo observó sigilosamente.

–¿Soy o me parezco?–me pregunta arqueando una ceja.

–Eres–el me sonríe y eso me hace sentir mariposas en la panza 🥰 creo que me estoy enamorando, su sonrisa me ha cautivado.

El camino ha sido largo, ya hasta mis nalgas duelen este asiento es realmente incómodo.

Es un milagro que Tayyar no haiga traído a su gata mochi creo que se llama así, en estos momentos tengo mis ojos clavados en sus manos las cuales sostienen el timón y conducen a una alta velocidad y eso me genera un poco de pánico y mareo.

–¿Porfavor puedes ir más despacio?–le digo y el chasquea sus labios, como si no le importara.

–Tu solo has silencio, yo conduzco como me da la gana ¿vale?–afirma, no es que tenga miedo es solo que no me siento bien, pongo mi mano en mi estómago y me hago bolita en mi asiento