SE DICEN TODO CON LAS MIRADAS...
Los gemidos de los heridos llegaban a través de las nubes negras de humo. La máquina del tren estaba de costado, igual que el primer vagón, y el segundo estaba inclinado con el ultimo de forma que el furgón de cola había saltado las vías y permanecía erguido.
Todo era un pandemonio. La mayoría de la gente del pueblo había llegado corriendo. Angeline vio a Doc desaparecer en el humo acre que quemaba la garganta con cada respiración. Regresó momentos después, dando órdenes para que se hicieran camillas y para que Selena agarrara su bolsa médica. Ella ya estaba de rodillas junto a una mujer que lloraba con su hijo en brazos.
—Voy a buscar la bolsa —sugirió Angeline , sin hablar con nadie en particular.
Echó a correr y, cuando regresó a la casa del doctor, vio el caballo de Carl atado fuera, jadeando tan fuerte como ella. La puerta estaba abierta y no le sorprendió encontrar a Carl que estaba reuniendo suministros en la sala de examen.
—He venido a por el maletín del doctor, pero veo que