Arielle
Lancé un beso a la cámara junto con un gemido y corté el vivo.
-Y fin –murmuré.
Emma se levantó y comenzó a aplaudir como si hubiera visto la mejor obra de teatro de su vida.
-¡Amiga! Juro que estaría dedeándome ahora si estuviera del otro lado de esa pantalla. Entiendo por qué los hombres pagan tanto por verte, eres puro fuego.
Tomé mi bata y me cubrí cerrándola con la cinta. Me avergonzaba un poco que tuviera que presenciar "mi trabajo" porque no es algo de lo que me sienta orgullosa. Sí, me ayuda a sobrevivir, paga las cuentas y la comida, pero no puedo sentir que está bien. Nadie estaría orgulloso de decir que se desnuda para vivir.
-Gracias. Hoy fue una buena noche –respondí bajito.
Le mostré las ganancias que aparecían en mi cuenta y chifló al ver la cantidad que figuraba.