Arielle
Al terminar mi turno ya no me quedaba energía. Tenía los pies doloridos y latiendo, pidiendo a gritos un merecido descanso. Esta noche tocaba desnudarme y necesitaba reposar para poder aguantar hasta la madrugada, por eso deseaba irme cuanto antes y por eso estaba firmando con mucha ansiedad la salida cuando escuché pasos apresurados. Levanté la cabeza y miré a Bianca correr en mi dirección con una carpeta entre los brazos.
-Ari necesito un favor –pidió agitada por la carrera entre los pasillos.
Lo pensé, realmente lo pensé porque estaba cansada, pero ella se veía tan nerviosa y apurada que no tuve corazón para negarme.
-Claro ¿Qué necesitas?
-Estoy llegando tarde para recoger a mi madre de su clase de pilates y tengo que entregarle estos análisis al jefe.
Arrugué la nariz y quise golpearme por haber aceptado. Ya tuve bastante del jefe y su fría personalidad para tener que soportar unos minutos extra, pero había dicho que si y resignada tomé la carpeta de sus brazos asintie