1 de mayo de 2021
Giselle
Estaba en medio de una tarde tranquila cuando escuché un golpe fuerte en la puerta. Antes de que pudiera reaccionar, la puerta se abrió de golpe, casi arrancándose de sus bisagras. Ahí estaba él, Thomas Windsor, con su expresión de desprecio habitual. No había necesidad de palabras, su mirada ya lo decía todo.
—Siempre te odié —dijo, su voz profunda y cortante como una cuchilla—. Nunca supe qué veía James en ti. No eres más que una usurpadora. Desde el principio, supe que no eras la mujer adecuada para él. Y ahora vienes a destruir todo lo que hemos construido. No voy a permitirlo.
Mi corazón latía con fuerza, pero traté de no mostrarme débil. No iba a darle el gusto de verme afectada, aunque cada palabra de él me quemara por dentro.
—No voy a dejar que arruines su vida, ni que te lleves todo lo que le pertenece —continuó, como si estuviera dictando una sentencia—. No te lo permitiré, Giselle. ¡Ni lo pienses! Dejarte que hagas lo que quieras, solo significarí