Julieta soltó un grito de emoción y tomó las manos de Lía.
—¡¿Cómo no me di cuenta antes?! —exclamó—. ¡Es tan evidente!
Se acercó mucho más a la chica, haciendo que ella echara la cabeza hacia atrás al sentir que invadió su espacio personal.
—¡No lo puedo creer! ¡Yo soy tu fan!, ¡he leído todas tus historias, me encantan!, ¡dibujas tan bien!
Oliver abrió la puerta y entró a la oficina.
—¡Juli, ¿qué haces aquí?! ¡Te he dicho que no entres!
Su hermana se levantó de la silla de escritorio y le dio un mordisco en el hombro, haciendo que él gritara y se alejara de un salto.
—¡¿Y ahora por qué me muerdes?!
—¡¿Por qué no me dijiste que Lía era Señorita I.V.?