Capítulo 19.

Para cuando llegó el lunes yo seguía inmersa en mi depresión.

No había ido al restaurant porque no quería verlo, sería demasiado duro pero lo inevitable hizo acto de presencia. Ese mismo día llegó su carta de renuncia.

Me hice un ovillo el resto del día, estrujando su carta de renuncia contra mi pecho. Todo se había ido a la mierda, y dolía como el infierno. Simone me encontró hecha un lío. Y más allá de insultarme o cabrearse, me abrazó… me abrazó y me reconforto. Ella siempre sería mi ancla.

El sábado decidí volver al restaurant. Todo parecía perfecto excepto porque como bien lo habí
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