O, en cualquier rincón del mundo, adaptarme y disfrutar cada día de libertad.
Así transcurrieron varios meses.
Ahora estaba cenando y cantando con un grupo.
Lejos de mi hogar, comenzaba de nuevo en una ciudad desconocida.
Solo al principio me costó adaptarme.
Pasé de ser reservada a integrarme en un mes, y en ese tiempo, hice muchos amigos.
En el pasado, me sumergí por completo en mi relación con Mateo: siete años sin amigos, casi sin vida social, centrada únicamente en una persona, hasta perder mi propia esencia.
—Valentina, hoy te ves muy diferente, ¿será porque…? —Mi compañera Paula, sonrió con picardía y miró al hombre a mi lado.
Hace unos meses, entré a una pequeña empresa.
Él es Gabriel, nuestro jefe, joven, apuesto y de trato amable, tan cercano que convirtió la relación jerárquica en una amistad.
Por eso, Paula siempre bromea sin filtros, insinuando algo entre Gabriel y yo.
El origen de sus bromas fue un aguacero hace unos días.
Sin paraguas y s