Los Rumores Corren
Claire se había quedado profundamente dormida, su respiración era pausada y sus mejillas, aunque pálidas, ya no estaban tan frías como antes. Freud se había acurrucado a su lado, con la cabeza apoyada en el vientre como si supiera exactamente dónde estaba el corazón de su misión.
Nate se inclinó y le susurró al gato con una sonrisa suave, acariciándole el lomo:
- Haz tu trabajo, guardián peludo. Cuídala... a ella y al bebé. No me falles.
El gato ronroneó sin abrir los ojos, como si aceptara su deber con una dignidad ancestral. Nate se quedó unos segundos más observándolos a los dos, sintiendo el pecho todavía apretado, pero menos. Como si verlos ahí, seguros por el momento, le permitiera respirar otra vez.
Salió del dormitorio cerrando suavemente la puerta detrás de él y se encontró con Ralph en la cocina, tomando un vaso de agua.
- Vamos a necesitar una red de apoyo. - dijo Nate sin rodeos - Consigue a alguien que pueda venir a cocinar, que mantenga el orden aquí y