Capitulo 16
Un lobo gigantesco
Casi una hora después, Luna finalmente apareció, fue hasta Minhos entrando por la ventana.
Minhos estaba agotado, sentado en silencio cerca del ventanal, con la respiración aún agitada y las manos apoyadas sobre las rodillas. Sentía el cuerpo pesado, como si acabara de luchar contra una bestia invisible. Al oír el suave sonido de las patas sobre el piso, no necesitó girarse para saber que era ella.
—¿Dónde te habías metido? —le dijo apenas sintió cómo su forma felina se acurrucaba a su lado, con su ronroneo vibrando débilmente en el aire.
—Lo siento… aproveché ese tiempo para visitar a unos viejos amigos —respondió ella con voz suave, usando esa especie de telepatía que compartía desde hacía siglos solo con algunos privilegiados, el Alfa era uno de ellos.
Minhos cerró los ojos por un momento, aliviado.
—Necesito algo de ayuda… urgente. —Su voz sonaba más ronca que de costumbre. Solo la cercanía de Luna podía estabilizarlo, repeliendo cualquier tipo de mag