Capítulo cincuenta y siete: Querida Jules.
David.

Sentía una fuerte presión en mi pecho, ese presentimiento de que algo muy malo le había sucedido a Jules, de solo llegar hasta su casa y ver a la familia preocupada o a mi hijo llorando me generaba cierta impotencia y culpa, ella era una chica normal antes de conocerme, alguien que tenía una vida, sueños por cumplir y contaba con un grupo de amigos enorme, de alguna manera sentía que mi presencia había causado muchos problemas en su vida, e imaginé una y otra vez que quizá estaba mejor si mi.

— Ella me dijo que cuidara a Gäel por un momento ya que quería salir a tomar un café con Carmine y Mark, estaba tranquila, ella jamás huiria ¿Entiende oficial?— Dijo Vanna mirándolo con enojo.

Siempre me resultó indignante que la deducción de las personas cuando una joven desaparece es asumir que escapó con alguien, maldición las chicas de diecinueve años con tantas metas y con una familia en casa esperando por ellas no se esfuman de la nada.

— Tienen que buscarla, ya, de lo contrario voy a
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